La música influye directamente en el ritmo cardiaco
Santander, 14 de mayo. La música no solo es una fuente de entretenimiento, también tiene efectos tangibles sobre el cuerpo humano. En particular, se ha observado que el ritmo cardiaco puede alterarse en función del tipo de música que se escucha, lo que sugiere una relación directa entre los estímulos sonoros y el sistema nervioso autónomo.
Cuando se expone al cuerpo a melodías suaves, como las que se encuentran en piezas clásicas o ambientales, la frecuencia cardiaca tiende a disminuir. Esto se asocia a una respuesta de relajación donde se reduce la actividad simpática y aumenta la parasimpática, generando un estado de calma fisiológica.
Por otro lado, la música con tempos rápidos o sonidos intensos puede provocar un aumento del ritmo cardiaco, que es reflejo de una activación similar a la que se experimenta en situaciones de alerta o ejercicio físico.
Estos efectos varían según la sensibilidad de cada individuo, su estado emocional previo y su familiaridad con el estilo musical. Sin embargo, se ha demostrado que incluso en condiciones controladas, la música puede modificar parámetros fisiológicos como la presión arterial, la frecuencia respiratoria y, en gran medida, el pulso cardiaco.
Además, este fenómeno ha despertado el interés de profesionales sanitarios, especialmente en el ámbito de la medicina psicosomática, la cardiología y la psicología clínica. De esta manera, cabe la posibilidad de utilizar determinadas composiciones como herramienta de intervención no invasiva en contextos de ansiedad, rehabilitación o incluso entrenamiento deportivo.
Más allá de su función recreativa, la música se presenta como un recurso de gran potencial en el cuidado de la salud. Los sonidos que elegimos escuchar pueden marcar el compás de nuestro corazón.